Conocida como la «Casa Roja», se construye esta mansión como residencia otoñal, en el centro de una explotación agrícola de naranjos, aguacates, mangos y papayas. Este sorprendente Hotel Rural rezuma armonía por los cuatros costados. En su exquisita decoración predomina la limpieza de líneas, la madera conjugada armoniosamente con alegres tejidos, la gama de colores y la colección de fotografías, cuadros y antigüedades que recorren pasillos y habitaciones. El jardín cautiva por sus árboles centenarios, frutales, y por el mimo con el que está cuidado, perfumado en primavera por el delicado olor del azahar. Cada dormitorio le ofrece una decoración propia, mezclando armoniosamente muebles antiguos con telas y detalles propio de nuestra época.
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